
I
Despierto con el hastió de soñarte,
equilibrio exacto entre la realidad y el desvarió,
por tu amor soy un asceta de los sentidos,
murmuro tu nombre en la profundidad de la noche.
II
Mañana de canto de pajarillos y desvelo,
sutilmente me preparo para otro día sin tu sombra,
ensayo una maraña de mentiras creíbles,
nuestro próximo encuentro sera, como el de la tierra y el rayo.
III
Descenderé hasta ti impunemente,
haré de tu pecho la pista de aterrizaje perfecta (como un campo minado),
a tu ombligo llegare con desconfianza,
ahí seré victima de tu fuego.
IV
Febrilmente rasgaremos las cortinas,
danzaremos y sudaremos vino,
nos amaremos en este paraíso amorfo y prístino... después;
tendremos otra etérea mañana de domingo para desvanecer.
DIEGO LOZANO.
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