lunes, 19 de marzo de 2012

SUNDAY MORNING BLUES


I

Despierto con el hastió de soñarte,
equilibrio exacto entre la realidad y el desvarió,
por tu amor soy un asceta de los sentidos,
murmuro tu nombre en la profundidad de la noche.

II

Mañana de canto de pajarillos y desvelo,
sutilmente me preparo para otro día sin tu sombra,
ensayo una maraña de mentiras creíbles,
nuestro próximo encuentro sera, como el de la tierra y el rayo.

III

Descenderé hasta ti impunemente,
haré de tu pecho la pista de aterrizaje perfecta (como un campo minado),
a tu ombligo llegare con desconfianza,
ahí seré victima de tu fuego.

IV

Febrilmente rasgaremos las cortinas,
danzaremos y sudaremos vino,
nos amaremos en este paraíso amorfo y prístino... después;
tendremos otra etérea mañana de domingo para desvanecer.

DIEGO LOZANO.

DEVOCIÓN NARCOTICA


Otra declaración de amor mutilada,
Algo que me calienta cuando tu me fallas,
algo que me da todo lo que tu no puedes darme,
algo que tu nunca podrás entender.
Esto no es una idea mas,
no me molestes mas...
ahora La palabras no tienen ningún efecto.
En mi insalubre daño interno,
no trates de decirme nada mas,
la tristeza me ha enseñado,
que la realidad no es un lugar para mi...

FRANCISCO AGREDO

VISIÓN DEL MUNDO


Como descongestión, deforestación de contaminados mensajes, se introindividualizan cada vez más las concepciones de un universo austero, complejo, contradictorio e improbable, en el que se confunden los pensamientos que son salidos de las entrañas.
La razón ya no purifica, la verdad lo exacto pasó a ser otro dogma más, y sí, las consecuencias son distintas, porque cada molécula hace parte de lo improbable, de las posibilidades.



MARCELLA CAICEDO

SUEÑO


Se escribió sobre el escritorio...



Tengo la retina cansada.
Las sombras palidecen nocturnas,
algunas brillan y tiritan profundas
en la esquina del cuarto
que se llenó de un espacio sin usar.
La luz táctil
entra sinuosa en la recamara.
Se llenan de pequeños prismas
los objetos lúgubres
que ilbanaban
puñaladas traviesas
en los halos del diafragma ocular.
Una escaramusa,
una mueca;
y el espejo del fondo
empieza a brillar.
Las cosas cambian de color.
El baho del frío
inunda la celeste Luna,
la cúspide nave
descansa inmortal
en las frágiles luces
que a su lado tiemblan
sin cesar.
¿Cuántos primigéneos rayos
fueron a parar
en la pequeña imagen
que coronó
la estela lunar?
Mi sueño deambula,
merodea los pasillos que conducen
a la clépsidra que se ciñe
al espacio sideral.
Saborearán mis labios
rebrotes de tu ausencia,
pronunciaciones que al compás del silencio
en lo ductil del eco
dejarán de resonar.
Tengo la retina cansada
y una lágrima se me escapa
que no he logrado apresar.
La raída esfinge de la tarde
caé como bambalina
en mi habitación.
La tormenta tras su espasmo
ha dejado ver en su trazo
la cicatriz que agoniza
en la oscuridad finita
de la inmensidad.
Vuelve el sueño a mi retablo,
al aposento intacto
en el que los colores engullían
espectros brillantes
de mágica luz.
Y entre dormida voy quedando
mientras mi púpila se ha graduado
para el resplandor real:
las últimas luces que se apagan
son las de las entrañas,
donde está opalescente
el alma sin disfraz...


MARIAFERNANDA CEBALLOS. (La realidad).

ESCALERA


La escalera trepó hasta su último
peldaño y allí encontró más de sí.
Inició su ascenso.


SANRTIAGO FERNANDEZ

DECLARACIÓN


Yo no me pondré el traje de hombre malo
para darle gusto a las masas que me odian,
y aunque todos merecen su recompensa
no soy quien para negar una ración de amor
a quienes mancillan mi pobre honor,
señalándome injustos como un vil canalla.
Yo no me pondré el traje de humano hipócrita
y no fingiré que me aflige la repulsa
de quienes detestan todo y a todos,
aun a sí mismos.
Yo no me persignaré con la cruz que ellos se persignan
y no doblaré mi rodilla siguiendo su mímica
de hueca espiritualidad, para continuar con su ficción.
No me mostraré con el rostro que quieren ver en mí,
un reflejo de su pútrida intimidad de inquisidores,
no busco que me amen o acepten como uno de ellos.
No me haré culpable, ni desecharé mi inocencia
para que los impíos me otorguen su piedad,
estoy dispuesto a soportar la soledad
que fría me impone la inclemencia,
esa es en si mi esencia, la acepto
y en consecuencia empiezo a actuar.


ALEXANDER ELIAS.

martes, 13 de marzo de 2012

INSTRUMENTO


Por si el tiempo me arrastra
déjame caminar por tus paisajes,
déjame la luz encendida al dormir en ti.
Sirveme de guitarra
y vuela como el viento
que mientras duermo se va pasando el tiempo.
Enjáulame en tu cuerpo,
con la libertad de encontrarte.
Enciérrame en ti y deja la luz encendida
para dibujar en tu cuerpo con el mío.
Estrellas infinitas que en la noche nos sirvan de guía…
Y si te parece demasiado;
entonces sigue bailando conmigo un rato
hasta q decidas apagar la luz de los días,
y escuchar mis sollozos en la oscuridad
a lo lejos…
Esperando bailar otra vez
y hacer que sonrías...

FRANCISCO AGREDO.

IMPROVISACIÓN BLUES


I

He perdido la apuesta,
no siempre seré yo, el que tire la primera piedra,
sollozo un blues mientras exploro tus senderos,
tiro los dados...el corazón pierde,
aun así te seguiré esperando en los vertederos, en esa parte de la ciudad que todos quisieran invisible...
ahí te esperare entre los residuos.

II
La vida es un yo-yo sin descanso,sin retorno,
un tobogán de emociones complejas,
tiro al blanco con un ojo semi cerrado,
atino, el premio: unas vacaciones en la isla de Pascua,
a veces tiro la piedra sin esconder la mano,
disfruto los atardeceres y las miradas,
tanta relatividad me esta quitando el sueño...
me deleito en la profundidad de tu recuerdo.

III
Empiezo mi descenso hacia la vida,
mi mente desgastada de pensarte,
esquivo los dardos, ya no me interesa jugar a la ruleta,
al final solo vida queda...y no esta en juego,
solo amor queda..y no esta en venta,
...al final solo quedaremos los dos; y este universo que inventamos...

DIEGO LOZANO.

RENACIMIENTO


Renacer del miedo.
Ser valiente ante el llanto.
¿Acaso del sufrimiento
el alma no aprende de engaños?

Vencer el vacío,
la sequía de la resignación,
la perfidia de quien desprecia
en el ardor de lo vano.

La fútil espera.
Amargura del resabio.
Lo constante que se hace efímero
al vaivén del tacto.

Pequeñas pronunciaciones
que llegaron a mis labios.
¡Cuán rojas fueron tus promesas
y cuán oscuro tu desengaño!

Guarda la mansedad de tus palabras
en pequeñas gotas de cristal.
En partículas minúsculas
que no alcancen a mansillar
mi ya escéptico
corazón detonado.

Quiebra y rasguña
una a una
las fibras del silencio.
Las agudas penumbras
que no acudan
a tu pensamiento.

Yo mientras tanto,
trataré de pasar desapercibida
para tu quebranto.
Me depositaré muda
en el sinfín de los años.
Renaciendo de las sombras
cual rayo de luz,
relámpago.

Vuelve cuando quieras,
tal vez nunca
a mi altar quizá
apesadumbrado.

Yo sortearé las vascilaciones,
el azar de lo extraño;
mientras la diáfana sorpresa llega
y me hace olvidar todo
en cuestión de un rato...


MARIA FERENANDA CEBALLOS. (La Realidad)

lunes, 12 de marzo de 2012

CARICIAS DEBAJO DE LA MESA


Era un sábado, la intención como siempre era desaburrirme con cualquier cosa, pero desesperé viendo las cuatro paredes de mi cuarto.
Decidí salir al viejo bar al cual suelo frecuentar, al llegar observe la misma gente de siempre, mesas vacías y una mujer que siempre estaba sola y deprimida, como si suplicase que alguien la acompañara, pero llega la soledad con la muerte de a noche y ella sigue igual.
Me siento en una mesa continua al baño; pido una cerveza y escribo unas frases que se vienen a mi mente, me quedo mirando al vacío mientras tatareo una canción que suena.
Soy interrumpida por un amigo de delgada contextura de besos exquisitos, hablamos del día tan abrumador, en sus manos tiene un afiche de Iron Maiden se lo pido como en suplica y accede a regalármelo.
El no hace nada más que mirarme, y me mira de una forma que confunde, ¡me agrada¡
Su timidez me inspira ternura, nos besamos como un par de niños que juegan con sus manos, empieza acariciar mis piernas debajo de la mesa, cierro mis muslos de un impulso dejándolo atrapado dentro de ellas, el sugiere una fotografía nos reímos, me imagino que hubiera querido plasmar aquel momento.
Me excitan mucho sus caricias juguetonas, no cruzamos palabra alguna. Solo disfrutaba el recorrido de sus hermosos dedos lánguidos.
Sentía un cosquilleo desde la punta de mis pies y el corrientazo que traspasaba cada centímetro de mi cuerpo, tocó mi sexo que babeaba, trato de correr mis bragas;
Acarició aquella flor entreabierta con uno de sus dedos, gemí y el mundo se desvanecía en nuestro alrededor, todo el tiempo nos miramos fijamente, como si ardiéramos, sabía exactamente lo que yo quería, las palabras sobraban.
Nos amamos con el lenguaje de nuestras miradas,
En el infierno nos quemamos de pasión.
Su respiración se agitaba con el movimiento de sus dedos, la vulva misma sentía su corazón palpitante.
¡Estallé¡
Y caí borracha.
Y caí extasiada.
Nos besamos como nunca, fumamos opio e hicimos el amor lentamente, el vaivén era lento y delirante, nos inyectamos cocaína, y sentimos morir.
Suicidamos los deseos, congelamos para siempre nuestros besos.


MARCELLA CAICEDO.

INADAPTADO



Mis amigos dicen de mí que soy una buena persona,
sobre todo cuando están ebrios o pringados por la hipocresía,
ellos no tienen la culpa de no ver en mi alguna esencia,
la verdad es que yo en ocasiones difícilmente la veo.
No es que no les crea a mis amigos o que dude de su amistad,
es que la enfermedad que padezco me hace incrédulo y solitario,
el solipsismo es una laguna de la cual es imposible salir nadando...
Mis amigos dicen de mí que soy extraño, loco, inadaptado,
especialmente cuando están envidiosos de mi libertad,
lo que ellos no miran es el costo de mis privilegios,
eso no es importante al final de cuentas, están ellos y estoy yo,
les invito un café o un trago cuando los encuentro y puedo
y así voy sumando los días en compañía de sus soledades,
pero hay una cosa de mí que mis amigos no saben,
que ni siquiera sospechan, no tendrían por qué,
en definitiva ellos son un producto de mi imaginación,
pero si los ves, no les digas,
podrían ofenderse y no volverme a hablar,
como diría Hernández "mis amigos son unos atorrantes"
y no puedo permitir que mis amigos imaginarios digan eso de mí.


ALEXANDER ELIAS.