martes, 20 de septiembre de 2011
BIOGRAFIA
Soy trueno de Mayo,
mi cuerpo estero marino,
soy el canto del alcatraz,
Agua de mar …soy,
mi padre un cununo arrebatao
ofrenda mis ojos a la luna.
Soy mujer
hecha de sangre y barro,
mujer con ojos ying
y cabellos de alambre.
Tierra soy…
árbol multicolor, soy,
mis ramas brazos ardientes
que junto a los pájaros
venimos a anidar la tarde.
MARTHA CECILIA ORTIZ
Juy Chiu Chio Rriy
¿QUIEN SOS?
CELIA TIENE UN GATO
Celia tiene un gato. A los cinco años tuvo la peor desilusión de su vida cuando abrió el libro de cuentos en lo oscuro y no salieron estrellas brillantes como ilustraba el paquete. Mentira. La magia de la imaginación. Mentira. A los seis o a los cuatro quiso que su cama fuera un barco. Como otras mañanas se metió debajo de la sábana-camarote y no pudo. La sábana no pudo dejar de ser sábana. Perdida la chispa. Como el orgasmo que se pierde en el pensamiento y se va, se va y no hay vueltas.
Celia tiene un gato. A veces le dan ganas de tirarse por la ventana del ómnibus. O fingir un ataque cardíaco a las 8 de la mañana, tirarse en el pasillo, retorcerse. Observar con la risa en la punta de la lengua las reacciones de los pasajeros y luego levantarse sonriente, sacudirse los muslos y anunciar que era mentira. Que es mentira. Después invitaría a tomar un helado al primero que se levantó a auxiliarla. Al menos tendrían una anécdota para contar al llegar a sus casas. Ahora reflexiona sobre las posibles consecuencias del hecho. La ley no ampara esas situaciones, no hay sanciones, piensa. Sospecha que todo lo que la ley no ampara forma parte de lo no previsto. Y le entusiasma. Le entusiasma ese espacio al que la necesidad de regularizar todo no ha llegado. La excepción, el paréntesis, la tierra virgen, la arena movediza, el signo de pregunta. De ese espacio salen chispas.
Celia tiene un gato. Y lo detesta.
MELISA BUSTAMANTE
(URUGUAY).
SIMULTANEA CONSECUENCIA
Sensaciones encontradas,
cotidianas,
aburridas,
abrumadas,
excitantes,
alteradas; caricias muertas
y vivas
estallando
en escenas
congeladas
recuerdos simultáneos.
Posibilidades.
Caricias pegachentas saladas indecentes,
contundentes, consecuencias del impulso.
Construyo a partir de estas acciones consientes e
inconscientes, la representación de texturas,
colores, sensaciones como estallido en el cerebro
que alteran la mente para retorcer, dañar olfatear,
palpar, degustar hastiar y restregar toda una
secuencia sugestiva del día a día.
MARCELLA CAICEDO
EL BLUES DE LA ATLÁNTIDA
Inicio el camino de la iluminación
Estabas tú bajo la sombra de las balas
Quisiera que vinieras sin tu cuerpo a mi refugio nuclear
Será difícil, pero aprenderemos a comer basura
El agua cada vez será más escasa
Ahora tu rostro de hielo se derrite
Llega la sequía aniquilando la vida
Ahora que los amargados se quejan del calor y del frió
Es un milagro que mi planta de marihuana florezca
De ahora en adelante las plantas carnívoras me asecharan en el bosque
Mi economía no soporta el precio de la cerveza
Niña hermosa quisiera desnudar tu desnudez en el jardín del pecado
Un beso tuyo haría que mi furia fuera fiesta
Cuando pienso que tengo la razón, la razón me es esquiva
La noche llega con tu tentador aroma como regalo
Huyo de tu permufe que se extiende como mancha de petróleo por la playa
Descanso incómodamente en tres de tus ocho tentaculos
Los moluscos concluyen que la vida de los búfalos es aburrida
Y aún sin ser sirena, solo los peces entienden tus frases filosóficas
Mi corazón salino no acepta tus verdades acuáticas
Me hago inmune al veneno de las medusas, al veneno de tus palabras...
Moriremos en la Atlántida;
Nuestro corazón se llenará de burbujas...
Sobre nuestros cuerpos no crecerán corales,ni líquenes...solo desechos industriales.
DIEGO LOZANO
De mI próximo libro "LA MANZANA CROMÁTICA PROTOPLASMÁTICA".
CON LA MIRADA PERDIDA EN TU VACIO
Se escribió sobre el escritorio...
Un remolino.
Un laberinto
lleno de terribles cosas,
que dan miedo.
Todo lo que hay adentro,
me incomoda, ya no quiero.
Tan solo quiero irme,
irme lejos...
A veces te buscaba entre los vidrios, los espejos.
Te me ibas lentamente apareciendo, como un recuerdo.
Y yo, quieta y muda palidecía mis instantes en la espera.
Todo transitaba y corría, menos tu esencia.
Se me hacía que todo giraba en tu sonrisa.
Que la mirada de tu sorpresa, maravillaba mi ironía.
Mientras tanto las horas se iban yendo
por el grifo, en la despedida.
Y mi camisa descocida se hacía vieja.
Las flores se habían dormido esperando el día.
Los primeros rayos del sol llegaron
justo después de un relámpago inusitado de alegría.
Y entonces me di cuenta que tu eventual e ignoto
sentimiento breve y pausado por la agonía,
iba deshaciéndose por el arroyo que inquieto corría
en la lejanía...
MARIA FERNANDA CEBALLOS CALVACHE.
(La realidad)
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