
I
He caminado sin pasos
el asfalto sin sentido
de tu letargo.
He amado con lujuria,
profanando vírgenes dudosas.
He llegado tarde siempre
a las citas del destino,
cuando tarde significa; nunca.
He amado más tus ausencias
que tú presencia.
-He volado con los pájaros de tu cielo infinito-.
II
He dormido con ojos abiertos
en tu espalda.
He explorado
con ojos miopes tú patria andina.
He regresado
sin ojos a tu cama de alfileres.
He perdido el rumbo
ciego al sur de tu ombligo.
-He desechado los recuerdos, la visión, las miradas-.
III
He olvidado
el arte del olvido.
He descansado
inocente en tu vientre.
He dormido
sin dormir entre el maremoto de tus piernas.
-Las mareas furiosas nos saludan-.
IV
He paseado
en las ruinas de tu Atlántida perdida.
He escuchado
el canto sensual de las sirenas… de ambulancia.
He visitado
tu playa mientras los corales rosados nos acarician.
-Las mareas furiosas no obedecen a los que predicen el clima-.
V
He construido
castillos de arena con tu rostro.
He gozado
tus arreboles y probado la sal de tu sudor.
He atravesado
campos minados por tus abrazos.
He danzado
y escuchado el aullido de las conchas.
He besado
tu imagen en la arena.
Las mareas, ahora mas tranquilas, nos deleitan.
DIEGO LOZANO
No hay comentarios:
Publicar un comentario