sábado, 1 de mayo de 2010

EL SUEÑO DE LAS CARACOLAS.


I

He caminado sin pasos
el asfalto sin sentido
de tu letargo.

He amado con lujuria,
profanando vírgenes dudosas.

He llegado tarde siempre
a las citas del destino,
cuando tarde significa; nunca.

He amado más tus ausencias
que tú presencia.

-He volado con los pájaros de tu cielo infinito-.


II

He dormido con ojos abiertos
en tu espalda.

He explorado
con ojos miopes tú patria andina.

He regresado
sin ojos a tu cama de alfileres.

He perdido el rumbo
ciego al sur de tu ombligo.

-He desechado los recuerdos, la visión, las miradas-.


III

He olvidado
el arte del olvido.

He descansado
inocente en tu vientre.

He dormido
sin dormir entre el maremoto de tus piernas.

-Las mareas furiosas nos saludan-.

IV

He paseado
en las ruinas de tu Atlántida perdida.

He escuchado
el canto sensual de las sirenas… de ambulancia.

He visitado
tu playa mientras los corales rosados nos acarician.

-Las mareas furiosas no obedecen a los que predicen el clima-.


V



He construido
castillos de arena con tu rostro.

He gozado
tus arreboles y probado la sal de tu sudor.

He atravesado
campos minados por tus abrazos.

He danzado
y escuchado el aullido de las conchas.

He besado
tu imagen en la arena.

Las mareas, ahora mas tranquilas, nos deleitan.



DIEGO LOZANO

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