lunes, 5 de octubre de 2009



REQUIEM AL ALBA



I



Pareciera…

Distante y llega tan de repente,

Que regresa pero nunca se marcha

Que odiara, pero sueña

Que ama, pero hiere con fuerza

Frívolo tempano del ártico que no derrite en mi presencia.



II



Pareciera tantas cosas,

Es unicidad celestial, terrenal, infernal.



III



Es tan fuerte,

Aunque le he sentido lo frágil,

Sabe tanto de mí

Y olvida que actúo aun conociendo sus intenciones.



IV



A veces parece…

Que me odia cuando corro fuera del camino,

Un sueño, que no está en mis metas cumplir,

Una distracción de mi imaginación.



V



Humildad que proyecta su rostro,

Egoísmo, dolor, rabia y temor es la realidad de su tesoro.

Creo que le temo tanto,

Que me siento más segura a su lado.



VI



Sé que está en el mismo lugar,

Soñándome un segundo por semana,

Sé cuanto desea volver a sentirme,

Aunque ignora que le tengo

Curando el frio que me deja vapuleando en paredes sarcófagas.



VII



Pareciera que deseo morir para no sentir eternamente

Lo que me devora:

Silencioso mar, entrañable olvido,

Garras extendidas retraídas desmiembran ángeles noctívagos,

Caballeros de la sombra,

Guardianes de dolor, de centellas, fuego, poder,

Imágenes futuras inexplicables

De noches etéreas, de abstractas horas de regocijo, siniestro vacio, calor desértico,

De súplica acallada en el mundo sordomudo

Donde solo puedo ser yo, la misma de antes,

La otra de hoy, en el aguardo

Del alma silente centinela de mi paso por la tierra.



VIII



Inmolada danza de células en átomos perdidos, humeantes,

Libertinos.

Al unísono en la caja fuerte

Despistados aullidos de sangre,

Gusanos rememorados, mutados,

Consumidos en la esencia de la vida que no es vida,

Susurros agnusdéi en bocas incandescentes,

Perfume de rosas y jazmín, campanas lúgubres,

Que no despiertan mis ojos, que no ven el alba, no la verán, no. jamás.



IX

Esta noche a través del espejo me veo diferente,

Diferente como se ven aquellos que mueren,

Que mueren de vida, de amor, de felicidad, de tristeza…

El hastió del mundo de las masas,

De los Dioses,

Me invitan a renacer

En el luctuoso resplandor de la vida que no es vida,

Que nunca dejara de serlo,

Que siempre será ceniza al viento, polvo cósmico terrenal…

A veces parece que muero…



DIANA HERNANDEZ.
Venatrix

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