viernes, 8 de octubre de 2010

ESA MIRADA.


Alma sobrecogida observando la nada
sus piernas simulan temblor.
Meditabunda e inmunda,
más de ocho días sin frescor
en las axilas medio pobladas.
Maúlla un nombre tan extraño
como los ojos burlescos
que a diario la miran.
Todos los días en el mismo poste,
donde seguramente recordó un beso,
donde probablemente le arrojaron un adiós.
Su amiga chirrinchi,
su amigo bazuco.
Navajita oxidada y bien guardada
para espantar alucinaciones de andén.
La dejan tirada en cualquier parte.
De cobija se echa los recuerdos.
Noches de órganos deseables
cuando su nombre titulaba
(Según sus rabiosos pregones)
inimaginables cuentas bancarias
espolvoreadas, aspiradas, bebidas.
Caudaloso historial de semen
caminando por esa calle
con esa mirada desafiante que te dice
“ya lo he vivido todo
solo espero la muerte”


CAROLINA RUALES.

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