
Juan Carlos irrumpía mi atención con su mirada de maniquí cualquiera, se sentaba en aquella cafetería atestada de ratones; mientras atraía a las muchachas de teatro. cruzamos miradas y algo más que eso.
el sigue sentado , y yo paso y observo como una gata asesina lo escarba por dentro.
MARCELLA CAICEDO.
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