lunes, 25 de abril de 2011

AMANECE


Tras una larga sombra,
la maravilla de la luz
se asoma.
Tras de todo sueño
la fantasìa desbrosa,
duermes y logras
lo que te turba y zozobra.


Cuán efímero afán
que rápido olvida
y todo abandona,
la nada de lo cotidiano
visita los cuartos
los desvencijados y deshabitados
parajes de la inercia,
de la cruda tarde,
de la espera.


Todo lo que pasa
termina y duele,
lo que sucede
muere como laúd silente.
Las eternidades quedan
para los irreverentes,
para quienes inmortales
permanecen perennes
en alguna esfinge,
en algún fetiche,
algún oráculo que les otorgue
el más allá de la muerte.


Camino los suburbios,
los voy descifrando.
Las improntas del desatino
fueron dejando huellas
en el pasado.
La luz empieza a fraguarse,
a colarse por las rendijas,
por los balbuceantes abismos nocturnos
que decoloridos ya hacen parte del paisaje.


El viento vascila
entre la bruma y las hojas,
las nubes conspiran,
al caer las gotas.
El abrigo desusado
de tu recuerdo
ya no alberga ni una fibra
de lo que aguardaba tu cuerpo.
Todas las pequeñas cosas que eran
se han ido
con el pasar del tiempo
se han entumecido.
Empieza a abrirse el cielo,
un fuego incendia
lo que permanecìa yerto,
una roja promesa esconde
lo que cuando amanece
se despierta...

MARIA FERNANDA CEBALLOS CALVACHE.
(La Realidad)

No hay comentarios: