martes, 8 de febrero de 2011

AQUELARRE


Ojos piramidales,

imagenes que acechan las espaldas,

gárgolas en el tejado,

a su sombra gatos negros agazapados,

oscuridad infinita y absoluta,

nuestros ojos rojos brillantes se cruzan,

suena sobre las tejas de eternit el aguacero inmaculado.

Oh; el sonido de la lluvia

cayendo sobre nuestro altar profano....

La danza de las brujas en éxtasis,

góticas presencias inmateriales

y soñamos con cuervos...


Escuchando el tic - tac del reloj...

nos besamos entre la densa y lugubre neblina.





DIEGO LOZANO

1 comentario:

Andrés Bastardo Grenouille dijo...

cada rincón, cada pared, cada árbol, cada poste, cada banca, cada edificio olvidado... cada es escenario es perfecto para nuestro cuerpos convulsos de placer y juego.